lunes, 18 de octubre de 2010

Tempus fugit

El té se derrama sobre la mesa.
Lento, lo observo cómo se extiende
por el mantel, lentamente.
Moja las migas que encuentra a su paso,
tiñe
de oscuro los hilos blancos y azules.

Como no lo recojo
sigue avanzando
(luego me costará más limpiarlo, pienso)
pero en mañanas como ésta
el viento y el frío procuran
que no limpie el té y siga viéndolo extenderse
hasta que vuelva el sol con su primavera.

Frío

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