Hay noches que me enmaraño,
me enredo huraña en los recuerdos,
juego a tejer historias que no suceden,
corto, coso y pego suspiros por toda la habitación.
Hay noches propiedad de la melancolía,
y es lícito aovillarse entre las mantas
y soñar con caminos no recorridos,
y negar al sol por la mañana.
Hay rincones del cuarto
donde nunca llegará su luz.
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