Donde podrás compartir (o no) mi visión sobre el lolita, sobre la realidad que me rodea, y conocer el enjambre de avispas que suele poblarme la sesera...

lunes, 24 de junio de 2013

Queimada en vez de té


 
Aprovechando los pocos días soleados de este otoñoverano que nos está haciendo en el Norte :)
Qué ganas tenía de volver a ponerme ese bolso (regalo de mi Zipi), esa falda (gracias Alice y Merkades <3)... y qué ganas tenía de luz. Fuera invierno y telarañas. Y aunque hoy no puedo celebrar San Juan como se merece (motivación de ponerme a quemar cosas no me falta XD) sí puedo grabarme a fuego una sonrisa en la cara.
La misma que he llevado durante todo el día me sirve.
Porque lo positivo atrae a lo positivo.
Y aunque sólo sea virtualmente, brindaré con los bebedores de té que me lean con un vaso de queimada calentito... a la salud del verano y de todos nosotros:

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
Demos, trasgos e diaños, espritos das nevoadas veigas...


jueves, 6 de junio de 2013

Let the rain come down on me

Hoy ha llegado puntual el relevo del turno de noche.
He notado las primeras gotas en cuanto he salido por la puerta del hospital.
Era chispeo, suaves, inofensivas, así que he comenzado a caminar.
En poco tiempo la lluvia había aumentado de intensidad, y en un gesto automático, me he puesto la capucha, me he encogido de hombros.

Tras treinta minutos caminando el agua seguía cayendo, mansa pero constante.
Ya no había duda: me iba a empapar.
Mi zapatilla izquierda había empezado a cua-cuarear,
y la capucha empezaba a pesar.

La calle estaba vacía y oscura. Sólo yo peleaba contra la lluvia.
Así que he decidido dejar de luchar, y he relajado los hombros.
Me he quitado la capucha y he notado como el agua se filtraba entre los mechones de mi pelo recogido.
En dos minutos mi coleta estaba erizada como la cola de una ardilla, así que la he soltado.
Se me ha escapado una sonrisa al pensar en mi rimmel alicecooperiano.

El agua sonaba colándose por las alcantarillas, y una llamada amiga en mi móvil.
¿Dónde estás? Paso a buscarte.
No puedo mojarme más. Y sólo estoy a diez minutos de casa ya, he respondido.
Desde un coche parado, una señora de mediana edad me ha observado con cara de madre preocupada mientras pasaba a su lado.

En un instante, todo era silencio. Excepto las gotas contra el asfalto.

Y después de cenar y secarme, he decidido contarlo aquí.
Porque para mí esto es un rincón donde compartir pensamientos.

Y es que hoy he encontrado la paz en la lluvia.