Era un pequeño mapache humano.
Pero por fin lo había conseguido: Se tapó hasta las orejas con el nórdico para entrar en calor y se dejó llevar. Pronto su mente empezó a juguetear con imágnes prestadas de la vigilia y del sueño.
Cada vez más incoherentes, cada vez más oníricas... al fin... podía... descansar...
PIPIPIPÍ. PIPIPIPÍ.
La alarma fue muy cruel, pero más el saludo entusiasta de "¡pero qué cara de dormida tienes! ¡Vamos a correr!" TT.TT (doble shock)
Tocaba la hora de pagar los excesos navideños.
Y un horror insustancial recorrió su columna vertebral.
Este es un post en solidaridad con todas las que se encuentren en mi situación. ¡Ánimo que las agujetas son sólo las primeras semanas! Las mías están floreciendo en mis piernas desde que terminé de correr ayer XD
Por cierto, ayer me enteré de que los vecinos han estado sacando fotos desde sus ventanas a mi árbol de Navidad... es un poco inquietante por lo menos...
A mí me daría MUCHO mal rollo lo de los vecinos...
ResponderEliminarYo todavía ni me he pesado para ver el daño que me ha hecho la navidad xD Algún día tendré que hacerlo y ponerle remedio, como haces tú.
Bueno, yo es que cuando me enteré de lo de los vecinos me quedé bastante flipada XD. César tan fresco: "pues les habrá gustado y ya está"
ResponderEliminarA mí no me hizo tanta gracia pensar que estoy en un pseudo Gran Hermano vecinal...